miércoles, 2 de abril de 2014

C de Cargador. Verso escrito por J.M. Pemán dedicado a los Cargadores de la Isla.



Tú, cargador, que no sabes 
rezar la Salve, quizás: 
si cuando lo saques, meces 
el paso con buen compás, 
aunque no sepas la Salve, 
Dios te lo perdonará... 
¡que mecer así a la Virgen, 
ya es un modo de rezar!

1 comentario:

  1. Concretamente a la Virgen del Carmen

    Cargadores de la Isla,

    mecedla con suavidad,

    que lleváis sobre los hombros

    a la Reina de la mar.




    Cargadores de la Isla:

    esa que vais a sacar

    es la Virgen marinera,

    que huele a marisco y sal;




    la que llamaban Señora

    y Capitana, al rezar,

    los abuelos que tenían

    claras almas de cristal

    bajo la recia envoltura

    de sus capotes de mar;




    la que apacienta las olas

    los días de tempestad;




    la que esta tarde de julio

    el crepúsculo honrará

    colgando nubes de grana

    por los balcones del mar.




    Yo la vi que estaba triste

    la Señora, en el altar.

    Su rostro llenaba el lirio

    de una palidez mortal.




    -¿Qué te pasa, mi Señora,

    Capitana de la mar,

    que más que Virgen del Carmen,

    pareces de la Piedad?




    -Tres años hace, tres años,

    que me estoy sin ver la mar,

    sin oler las algas verdes

    y sin ver la claridad.

    ¡Mis hijos, los de la Isla,

    ya no me quieren sacar!




    -No lloréis, Señora mía,

    que dice un viejo refrán

    que la fortuna y el sol

    igual vuelven que se van.




    ¡Cargadores de la Isla,

    marineros de la mar!:




    La Señora estaba triste:

    si la queréis consolar,

    cuando la saquéis, mecedla

    de esa manera especial,

    hecha de tango y ternura

    y de vaivenes de mar,

    como se mecen los santos

    desde los Puertos a acá,

    ¡como no saben mecerlos

    en ninguna parte más!




    Tú, cargador, que no sabes

    rezar la Salve, quizás:

    si cuando la saques, meces

    el paso con buen compás,

    aunque no sepas la Salve,

    Dios te lo perdonará...

    ¡que mecer así a la Virgen,

    ya es un modo de rezar!

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