viernes, 5 de octubre de 2012

Padre Camas: Último día, Novena del Rosario Bornos.


Estaba un día llorando
Pues mucha pena tenía
Me fui a la Virgen María
Y le dije suspirando
Madre Bendita ¡Hasta cuando
Ha de durar mi pesar!
Tu Rosario me valdrá
Para salir de mi estado
Siendo por El amparo
Terminó mi mal estar.

Rezando el Rosario un día
Junto a un arbol a la sombra
Era tanta mi sosobra
Que sin querer me dormía
Llegó la Virgen María
Y me dice con amor
Despiértate dormilón
De esta tan pesado sueño
Porque tu serás el dueño
De mi amante corazón.

Que eres de Enfermo salud
Por todo el Mundo se sabe
Y mereces que te alaben
Por tu gran solicitud
Tu acudes con prontitud
A sacarlos de su estado
Con tu Rosario amparados
En su triste situación
Consiguen su curación
Por haberte a tí invocado.

No me nieges tus favores
En esta vida mortal
Pues eres siempre y serás
Refugio de pecadores
Tu calmarás mis dolores
Con tu Rosario María
Y lleno yo de alegría
Sin cesar te alabaré
Y absorto bendiciré
Tus piedades Madre mía.

El consuelo de afligidos
Eres tú Madre amorosa
Pues acados cariñosa
A dejar los socorridos
Sus ruegos son atendidos
Con la mayor caridad
Y tu Rosario les dá
Grandes fuerzas y valor
Para poder con amor
A su término llegar.

Auxilio de los Cristianos
La Santa Iglesia te llama
Pues siempre en ellos derramas
Los favores con tus Manos
Los llevas salvos y sanos
A que tu Rosario rezen
Y allí rendidos te ofrecen
Amarte toda la vida
Y eres su Madre querida
Que todo te lo mereces.

Adios Pura Madre mía
Yo de ti ya me despido
Porque tengo concluido
Lo que en mente tenía
Por tu Rosario María
Te pido con efusión
Y de todo corazón
Que derrames en mi alma
Una dulce y tierna calma
Y tu Santa Bendición.

Tu Rosario me ha amparado
Con sus gracias y sus dones
Y te pido me perdones
En lo que hubiese faltado
Pues en todo he procurado
Publicarlo con ternura
Y así, lleno de dulzura
Te digo por conclusión
Adios Madre mía Adios
Hasta verte en las Alturas.

Gozos, gracias, bendiciones,
Dulzuras, paz, alegrías,
El Rosario de María
Derramó en mis aflicciones
Son infinitos sus dones
Pues en el Mundo no hay quién
Pueda infundir tanto bién
Ni esparcir tantos consuelos
Que yo ensalzaré en el Cielo
Al fin de mi vida Amén.

¡Viva la Virgen del Rosario ¡

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